sábado, 5 de noviembre de 2011

Un descanso...

El viento sopló con intensidad durante toda la tarde. Sopló con esa intensidad que maravilla y al mismo tiempo espanta. Al mismo tiempo, sobre el altar, ardía la llama de una vela, junto al Mortero, conteniendo el resultado d ella molienda del incienso, la mirra y el almizcle. La mezcla fue potente, y una vez terminada me recosté para descansar.


Pensé en los motivos que mueven a las personas a relacionarse con las demás, en términos sentimentales, principalmente; qué les lleva a vincularse afectiva y sexualmente con otras, establecer parejas y vínculos que más tarde descuidad con la rutina y el avanzar de lo cotidiano. Al mismo tiempo pensaba en qué tanto se dejan de lado las experiencias y relaciones de sus parejas. Y cuando esas relaciones anteriores pesan tanto que no dejan que tu vida actual avance ¿qué estás dispuesto a dejar ir? ¿qué resulta más sano?


Mientras descansaba me dejé llenar de visiones de vínculos mal cortados, responsabilidades no asumidas y, desde luego, historias no finalizadas, o al menos con concluidas de la forma más adecuada.


Abrí un momento los ojos para ver la llama de aquella solitaria vela, y pensé en el motivo que llevó a preparar aquel incienso: ¿qué ocurre cuando ese pasado inconcluso acude a fuerzas sobrenaturales para mantenerte cerca, impedir tu avance o impedir que tu vida se lleve a cabo en condiciones normales?


Al final simplemente sonreí y dejé escapar una pequeña carcajada. No tengo una pareja en este momento, preparé un incienso para ayudar a alguien más, tal vez no sean cosas que un Aprendiz deba cuestionarse.