lunes, 28 de enero de 2008

Hávamál: Canto I

::: I :::
:: Geðspeki ::
: Para el Invitado :

01
Por todas las puertas, antes de entrar,
métase el ojo,
mírese bien;
poco se sabe cuándo enemigos
se sientan dentro.

02
"¡Salud al que invita!" Un huésped llega.
¿Dónde se va a sentar?
Inquieto está quien suerte probando
junto al hogar espera.

03
Necesita fuego quien llega de fuera
y frías rodillas trae;
comida y ropa necesita
aquel que ha recorrido montañas.

04
Necesita agua quien llega a convite,
toalla y buena acogida,
un trato amistoso, si puede lograrlo,
conversa y atenta escucha.

05
Necesita cordura quien lejos viaja.
¡Fácil es todo en casa!
En ridículo queda el de poca cabeza,
si está con gente sensata.

06
Nadie presuma de buen sabedor,
más vale andarse con tiento;
prudente que calla a su casa regresa,
de males el cauto escapa.
Nunca se tiene amiga más fiel
que la mucha cordura.

07
Alerta esté quien vaya a convite,
afine el oído y calle,
con la oreja escuche, con el ojo observe.
¡En guardia el sabio se tiene!

08
Dichoso el hombre que sabe ganarse
el elogio y la estima de todos;
malo será lo que queda callado,
metido en el pecho ajeno.

09
Dichoso el hombre que en tanto vive
de estima y cordura goza;
perverso consejo se obtuvo a menudo
salido del pecho ajeno.

10
No hay carga mejor para hacer el camino
que la mucha cordura;
no hay oro mejor que se tenga entre extraños,
es ella el recurso del pobre.

11
No hay carga mejor para hacer el camino
que la mucha cordura;
no hay lastre peor para andar por el llano
que el mucho beber cerveza.

12
La tan buena cerveza no es para nadie
lo buena que dicen que es,
pues más y más a medida que bebe
el hombre el juicio pierde.

13
La garza la llaman; ella en la fiesta
el juicio a los hombres roba;
en la hacienda de Gunnlod preso quedé
en las plumas de aquel pajarraco.

14
Ebrio quedé y borracho mucho
allá donde Fialar el sabio;
bien se bebió si después de la fiesta
el juicio a los hombres torna.

15
Callado y sensato el hijo de rey
y bravo en la guerra sea;
contento y gozoso esté todo hombre
hasta el día en que muera.

16
Espera el cretino vivir por siempre
si evita entrar en pendencias,
mas tregua poca le da la vejez,
si las lanzas sí se la dieran.

17
Boquiabierto el imbécil está en el banquete,
refunfuña o no dice palabra;
al momento luego, si se echa un trago,
el juicio ese hombre pierde.

18
Aquel solamente que lejos viajó
y por muchos lugares anduvo
calarles sabe el talante a los hombres:
aguda la mente él tiene.

19
No te pegues al cuerno, con tiento bebe,
di lo preciso o calla;
de toscas formas nadie te acusa
si temprano a dormir te marchas.

20
El glotón que el juicio no sabe usar
la salud se arruina comiendo;
de mofa sirve entre gente prudente
la panza del hombre insensato.

21
Recogerse a su hora el ganado sabe
y deja entonces la hierba;
noción ninguna el necio tiene
de cuánto en su panza cabe.

22
El hombre ruin y de mal natural
de mucho se ríe;
algo no sabe y saberlo debía:
que faltas también él tiene.

23
En vela el necio las noches pasa,
mucho cavila;
peseroso él está a la mañana,
sus males siguen igual.

24
Se piensa el necio tener un amigo
en todo el que ríe con él;
poco él ve que le dan mal trato
si está con gente sensata.

25
Se piensa el necio tener un amigo
en todo el que ríe con él;
he aquí lo que ve cuando pleito tiene:
pocos su parte apoyan.

26
Tiénese el necio por hombre sabido,
si está en un rincón resguardado;
después no sabe qué cosa decir
si alguno a él le pregunta.

27
El necio llega a lugar de reunión,
mejor que se esté callado;
nadie le nota su poca cabeza
con tal que no hable de más.
No sabe tampoco el que nada sabe
cuándo está hablando de más.

28
Por sabio se tiene al que bien pregunta
y sabe bien responder;
nunca callado los hombres dejan
cosa que pase entre gente.

29
Quien nunca calla
muchas necias palabras dice:
la lengua ligera, si no se contiene,
a menudo su mal se canta.

30
Nunca el hombre que vaya a banquete
a nadie en ridículo ponga;
por sabio se tiene al que no sonsaca
y puede callar a piel seca.

31
Por sabio se tiene si echa a correr
huésped que de otro se mofa:
juega quizás con mal enemigo
quien hace en la fiesta burlas.

32
Son muchos los hombres de buen talante
que en pugna en la fiesta entran;
para siempre luego queda rencor
si huésped y huésped pelean.

33
Es bueno que el hombre se tome su almuerzo,
pero no si a banquete irá;
abúrrese allí, desganado mastica,
conversa le sale poca.

34
Por largo rodeo se va al mal amigo,
aunque esté en el camino su casa;
al amigo sincero atajos llevan,
por más lejos que se vaya.

35
Se debe marchar, nunca el huésped
pegado se quede en un sitio:
el mismo que agrada molesto se vuelve
si alarga de más la sentada.

36
Mía mi casa, aunque sea pequeña:
en ella soy yo mi señor;
si dos cabras tengo y un techo pajizo,
pues mejor que andar mendigando.

37
Mía mi casa, aunque sea pequeña:
en ella soy yo mi señor;
corazón dolorido el hombre lleva
si se ha de pedir el sustento.

38
Ni un paso jamás de sus armas
se aparte hombre que va por el llano:
nunca se sabe por esos caminos
cuándo hará falta la lanza.

39
Generoso no vi ni tan buen anfitrión
que rehusara aceptar un regalo
ni tan dadivoso que hallara molesto
tener que aceptar a cambio.

40
Que nadie se prive y esté escatimando
bienes que ahorrados tenga;
se le guarda al querido y lo hereda el odiado.
¡Peor puede ir que se espera!

41
Con armas y paños se obsequian amigos,
cada uno por sí lo ve;
la amistad se prolonga, si bien va todo,
entre dos amigos que se dan y toman.

42
Amigo el hombre será de su amigo,
con regalo al regalo responda;
la risa con risa se debe acoger,
la doblez con engaño.

43
Amigo el hombre será de su amigo,
de él y de amigo que él tenga;
nunca el hombre amigo será
del amigo de algún enemigo.

44
Si tienes amigo en el cual confías
y sacarle provecho quieres,
ábrete a él, cambiaros regalos,
ve con frecuencia a su busca.

45
Si tienes a otro en quien poco confías
y sacarle provecho quieres,
finuras dile, más tenlo por falso;
paga doblez con engaño.

46
Lo mismo con ese en quien poco cofías
y que no le ves bien la intención:
ríe con él, pero calla tu intento;
dele según él te de.

47
Joven yo era, solo viajaba;
perdido quedé en los caminos;
me veía yo rico si alguno topaba.
¡Al hombre el hombre conforta!

48
Los magnánimos son y también los bravos
quienes viven mejor y sin penas;
el hombre cobarde de todo se asusta,
al tacaño el regalo escuece.

49
Ropas mías les puse en el llano
a dos personajes de palo;
parecieron señores después de cubiertos.
¡Vergüenza es hombre desnudo!

50
Sécase el pino que está en un claro,
ni corteza ni agujas lo guardan;
igual con el hombre al que nadie estima.
¿Para qué sigue él viviendo?

51
Más viva que el fuego entre malos amigos
la paz cinco días arde;
apágase luego el sexto llegando
y toda amistad se malogra.

52
No precisa dar siempre grandes regalos,
con poco que des te elogian:
con medio pan y algo en la copa
me hice de un fiel camarada.

53
A orilla pequeña, pequeña la mar:
pequeño juicio el del hombre;
mal repartida está la cordura,
siempre un poco falta.

54
De sabio el hombre lo justo tenga,
nunca de sabio se pase;
de la vida más grata aquellos gozan
que saben bien lo bastante.

55
De sabio el hombre lo justo tenga,
nunca de sabio se pase;
raramente contento está el corazón
del sabio que todo lo sabe.

56
De sabio el hombre lo justo tenga,
nunca de sabio se pase;
aquel que ignora qué suerte le aguarda
gozosa la mente tiene.

57
Fuego da el fuego hasta todo quemarlo,
llama de llama prende;
por su habla los hombres al hombre conocen,
quien calla por tonto queda.

58
Levántese pronto quien piense tomar
vida o fortuna ajenas:
ni lobo acostado pata consigue
ni hombre que duerme victoria.

59
Levántese pronto el escaso de gente
y corra a atender sus faenas;
mucho retrasa quien duerme de más;
diligencia a riqueza lleva.

60
Los secos troncos calcula el hombre
y la piel de abedul para el techo,
y también la leña que gasta en tres meses
y en un medio año.

61
Lavado y comido se irá a la asamblea,
aunque no bien vestido se vaya;
ni calzado o calzón a nadie avergüencen
ni tampoco el caballo, aunque bueno no sea.

62
Estira el pescuezo a la orilla del mar
y en las olas el águila busca;
así con aquel que entre muchos se ve,
mas con pocos que estén de su parte.

63
Preguntas haga y respuestas dé
quien quiera lo tengan por sabio;
lo sabido por uno no sepan dos;
si tres, se sabrá por todos.

64
Con tacto siempre el hombre avisado
se debe valer de su fuerza:
pronto descubre quien da con valientes
que nadie les puede a todos.

65
Palabras que a otro el hombre diga
casi siempre las paga luego.

66
En muchos lugares pronto era aún,
ya tarde llegaba en otros:
que cerveza no quede o que esté por hacer
jamás el molesto acierta.

67
Llamaríanme a mí para todo banquete
si no precisara comer
o si dos le colgasen al buen amigo
por la pata que yo le como.

68
Cosa no hay mejor que el fuego
y la vista del sol
si de buena salud el hombre goza
y de vida sin tacha lleva.

69
Con algo se cuenta, aunque falte salud:
confortan a unos sus hijos,
sus parientes a éste, sus riquezas a aquél,
a otros sus obras bien hechas.

70
Mejor es vivir que ya no vivir:
la vaca el vivo la tiene;
buen fuego yo vi en la casa del rico
y a él en la puerta muerto.

71
El cojo cabalga, el manco a pastor,
el sordo en la lucha sirve;
mejor estar ciego que estar quemado.
¡A nadie aprovecha un muerto!

72
Es útil un hijo, aunque tarde nazca
y luego que el padre murió;
tan sólo el pariente en honor del pariente
piedra en la senda erige.

73
Con uno dos pueden; por lengua cabeza cae;
de mano me cuido que tapa el manto.

74
Agradece la noche el del buen zurrón;
al remo, apretados los puestos;
en otoño, noche insegura;
ya en cinco días el tiempo cambia,
pero más en un mes.

75
No sabe tampoco el que nada sabe
que a muchos fortuna obceca;
si rico es un hombre, pobre es el otro,
no debe culpársele a él.

76
Mueren riquezas, mueren parientes,
también uno mismo muere;
la gloria tan sólo no muere jamás,
la de aquel que ganársela logra.

77
Mueren riquezas, mueren parientes,
también uno mismo muere;
tan sólo una cosa sé que no muere;
la fama que deja un muerto.

78
Yo vi lleno el redil de los hijos de Fitiung*,
ya van con el bastón de mendigo:
como un parpadeo fortuna se va,
la menos constante amiga.

79
Si ocurre que el necio fortuna alcanza
o logra favor de mujer,
la arrogancia le crece, que no el buen seso;
de gran presunción se llena.

80
Está comprobado: si runas consultas,
aquellas de origen divino,
las que altos poderes hicieron
y el tulr** supremo tiñó
mucho se gana callando.

81
El día y la noche se alabe; la mujer, quemada;
la espada, probada; la moza casada;
el hielo, cruzado; la cerveza, bebida.

82
Con viento el árbol se tale;
en bonanza se salga a pescar;
con moza lo oscuro se diga:
son muchos los ojos del día;
navegar debe el barco, guardar el escudo;
herir la espada y besar la muchacha.

83
Beber, junto al fuego; patinar, por el hielo;
flaco se compra el rocín, con herrumbre la espada;
en casa al caballo se engorda y suelto al perro.


______________
*Fitiung: "el ricachón".
**Tullr: "sacerdote" (Odín).

sábado, 26 de enero de 2008

Völuspá

Völuspá (“La Visión, o Profecía, de la Vidente”)* es el nombre del primer poema de la Edda Mayor. En este poema, una völva, o vidente, narra la Creación del Multiverso, así como su inevitable destrucción en el Ragnarök. El canto de la vidente comienza invocando a los Dioses, dedicando su canto a Odín.

::: Völuspá :::
:: La Visión de la Vidente ::

¡Oíd! pido a todas las estirpes divinas
grandes y pequeños hijos de Heimdall
me pides, OH Valfödr, que te refiera
las más viejas historias que puedo recordar.

Recuerdo a los trolls, los primeros nacidos,
que en tiempo lejano me dieron vida;
nueve mundos recuerdo y nueve ramas,
y el gran árbol del mundo, aún bajo tierra.

Fue en los tiempos primeros cuando Ymir vivió;
no había arena ni mar, ni las frías olas,
tierra no había, ni el alto cielo,
sólo el vacío abismo, tampoco había hierba.

Mas los hijos de Bur formaron la tierra,
aquellos que crearon el famoso Midgard;
brilló el sol desde el sur sobre el palacio,
y surgió en la tierra la verde hierba.

Desde el sur lanzó el sol, compañero de la luna,
su mano derecha al confín del cielo;
no sabía el sol dónde estaban sus salas,
no sabían las estrellas dónde tenían su lugar,
no sabía la luna cuál era su poder.

Se reunieron los dioses, todos, en asamblea,
y tomaron consejo los sagrados dioses;
la luna llena y la nueva ellos designaron,
nombraron la mañana, también el mediodía,
la tarde y la noche, para contar los años.

Se encontraron los dioses en los campos de Ídi,
ellos construyeron grandes templos, y altares,
hicieron las fraguas, forjaron las joyas,
fraguaron tenazas, hicieron herramientas.

Jugaban en sus patios, y estaban alegres,
no les faltaba en absoluto el oro
hasta que vinieron tres doncellas gigantes,
todas ellas odiosas, desde el Jötunheim.

Se reunieron los dioses, todos, en asamblea,
y tomaron consejo, los sagrados dioses,
quién habría de crear la estirpe de los gnomos
con la sangre de Brimir y los huesos de Blámi.
Allí estaba Mótsognir, quien era el mayor
de todos los gnomos, y el segundo era Durinn;
con figura humana crearon de la tierra
a muchos enanos, así dice Durinn.

Nýi y Nidi, Nordri y Sudri,
Austri y Vestri, Althjólf, Dvalin,
Bivör, Bavör, Bömbur, Nóri,
Án y Ánar, Ái, Mjödvitnir,

Veig y Gandálf, Vindálf, Thráin,
Thekk y Thorin, Thrór, Vitr y Litr,
Nár y Nyrád - y hablo en verdad-
Regin y Rádsvin, - de los enanos.

Fíli, Kíli, Fundinn, Náli.
Hepti, Víli, Hanar, Svíor,
Frár, Hornbori, Fraeg y Lóni,
Aurvang, Jari, Eikinskjaldi.

Es hora de enumerar para los hombres
los gnomos del séquito de Dvalin, hasta Lofar,
los que visitaron desde el palacio
la mansión de Aurvangir hasta Jöruvellir.

Allí estaba Draupnir y Dolgthrasir,
Hár, Haugspori, Hlévang,
Glói, Skirvir, Virvir, Skafid, Ái.

Álf e Yngvi, Eikinskjaldi,
Fjalar y Frostri, Finn y Ginnar;
se habrán de acrecentar,
mientras perdure el tiempo,
los descendientes del enano Lofar.

Hasta que al mundo llegaron tres
de la hueste divina, propicios, potentes,
y en tierra hallaron, carentes de fuerza,
a Ask y a Embla, aún sin destino.

Vida no tenían, no poseían juicio,
ni sangre ni voz, ni color de vida;
vida les dio Odín, juicio les dio Haenir,
sangre les dio Lódur, y color de vida.

Sé de un fresno que se alza, se llama Yggdrasil,
árbol alto, bañado de blanca humedad;
de él baja el rocío que cae en los valles;
se alza en la verde fuente de Urd.

De allí vienen doncellas de gran sabiduría,
son tres, desde el mar que mana el árbol;
Urd se llama una, Verdandi la otra,
- en ramas graban letras - Skuld es la tercera;
las leyes hacían, elegían las vidas
de todos los hombres, el futuro predicen.

Recuerda al gran combate, el primero del mundo,
cuando a Gullveig traspasaron con lanzas,
y en la mansión de Hár la quemaron;
tres veces la quemaron, tres veces renació,
de nuevo, sin cesar, y aún sigue viviendo.

Heid la llamaban allí dónde iba,
la sabia adivina, hacía conjuros,
hacía magia siempre, hacía magia en trance,
era siempre el deleite de las mujeres viles.

Se reunieron los dioses, todos, en asamblea,
y tomaron consejo los sagrados dioses;
si debían los Aesir pagar tributo
o debían los dioses exigir compensación.

Arrojó Odín un venablo a la hueste,
fue el gran combate primero en el mundo;
roto quedó el muro del fortín de los Aesir,
con sus artes, los Vanir dominaron el campo.

Se reunieron los dioses, todos, en asamblea,
y tomaron consejo los sagrados dioses:
¿quién mezcló veneno en el aire todo,
o la estirpe de trolls prometió la esposa de Odd?

Sólo Thor luchó allí con furor terrible,
nunca reposa cuando ve estas cosas;
se han roto juramentos, palabras y promesas,
los firmes acuerdos que entre ellos había.

Sabe que está el cuerno de Heimdall silencioso
bajo el árbol sagrado habituado a la luz;
ve caer el agua en lodosa cascada
de la prenda de Odín.
¿Sabéis aún más, o qué?

Sentada estaba sola cuando vino el anciano
príncipe de los Aesir y la miró a los ojos.
¿Qué me preguntáis? ¿Por qué me tentáis?
Lo sé todo, Odín: dónde ocultaste tu ojo,
allá en la famosa fuente de Mímir;
Mímir bebe hidromiel cada mañana
de la prenda de Valfödr.
¿Sabéis aún más, o qué?

A ella le dio Herfödr anillos y collares,
Sabia magia y clarividencia,
Veía aquí y allá, todos los mundos.
Ella vio Valkirias llegadas de lejos,
prestas a cabalgar al hogar de los dioses;
Skuld blandía el escudo, y otra era Skögul,
Gunn, Hild, Gondul y Geirskögul;
ahora he citado las esposas de Herjan,
prestas a cabalgar, las Valkirias, en el llano.

Vi a Baldr, dios ensangrentado,
al hijo de Odín, predicho ya el destino;
se alzaba, crecida, más alta que los campos,
- delgada y muy bella - la rama de muérdago.

De aquella planta de enjuto aspecto
salió el pérfido dardo, y Hödr lo lanzó;
el hermano de Baldr nació demasiado pronto,
tenía el hijo de Odín sólo una noche de edad.

Nunca se lavó las manos ni se peinó la cabeza
hasta ver en la pira al enemigo de Baldr.
Pero Frigg lloró en Fensalir
El dolor del Valhalla
¿Sabéis aún más, o qué?

Con las tripas de Váli tranzó ligaduras,
eran recias y fuertes.

Le vio yacer atado bajo el Hveralund;
su aspecto, engañoso, se parecía a Loki;
allí está Sigyn, mas poco gozosa
de ver a su esposo
¿Sabéis aún más, o qué?

Fluye de oriente un río por valles venenosos
con hachas y espadas, Slíd es su nombre.

Había al norte en Nidavellir
una sala de oro de la estirpe de Sindri;
otra se alzaba allá en Ókolnir,
era del troll de nombre Brimir.

Una sala vio lejos del sol
en la Náströnd, sus puertas al Norte,
fluía el veneno por sus lumbreras,
hecha la sala con huesos de serpiente.

Vio allí vadear densas corrientes
a hombres perjuros y a asesinos
y al que a la esposa de otro sedujo;
Nídhögg lamía los cadáveres,
los destroza el lobo.
¿Sabéis aún más, o qué?

Al este, la anciana estaba, en Járnvid;
y allí alumbró hijos de Fenrir;
de ellos surgirá de todos, uno,
destructor de la luna, en forma de troll.

Bebe la vida de hombres muertos.
Se tiñe el Ásgard con roja sangre;
negro será el sol en el verano,
y el clima, espantoso.
¿Sabéis aún más, o qué?

Sobre una loma tocaba el arpa
el guardián de las brujas, el alegre Eggthér;
cantaba junto a él en el bosque de aves
un gallo rojo, Fjalar se llama.

Cantaba a los Aesir “Cresta de Oro”,
despierta a los hijos de Herjafödr;
y otro más canta bajo a tierra:
un gallo granate en las salas de Hel.

Garm aúlla ante Gripahell,
romperá los nudos, y correrá el lobo;
sé muchos conjuros, más allá veo aún
el duro destino de los dioses triunfantes.

Lucharán los hermanos, y se habrán de matar,
los primos hermanos cometen incesto,
terrible es el mundo, hay gran adulterio;
días de lanzas y espadas, se raja el escudo,
días de tormenta y lobos, se hunde el mundo,
no habrá hombre ninguno que a otro respete.

Retozan los trolls, la muerte se avisa
en el canto del Gjallarhorn:
Heimdall sopla fuerte, el cuerno está alzado,
interroga Odín la testa de Mím.

Tiembla Yggdrasil, mas el fresno está firme,
gime el viejo árbol al soltarse el troll;
sufren todos en las sendas de Hel,
hasta que lo trague el pariente de Surt.

¿Qué es de los Aesir? ¿Qué es de los Elfos?
ruge el Jötunheim, los Aesir se reúnen;
gimen los gnomos ante las puertas,
los sabios de las simas.
¿Sabéis aún más, o qué?

Garm aúlla ante Gripahell,
romperá los nudos, y correrá el lobo;
sé muchos conjuros, más allá veo aún
el duro destino de los dioses triunfantes.

Hrym llega del este llevando su escudo,
se encrespa Jörmungard con furor de troll,
la sierpe azota el mar, el águila gañe,
desgarra los muertos, se suelta Naglfar.

Llega un barco del este, vendrán por el mar
las huestes de Muspell, Loki es el piloto;
llegan los trolls con el lobo,
el hermano de Býleist marcha el primero.

Surt llega de sur, abrasa las ramas,
fulgura la espada del dios de los muertos:
las montañas chocan, los monstruos se derrocan,
pisan las vías de Hel, y el cielo se raja.

Sufre entonces Hlín otro gran dolor
cuando marcha Odín a luchar con el lobo,
y el radiante asesino de Beli, con Surt.

Garm aúlla ante Gripahell,
romperá los nudos, y correrá el lobo;
sé muchos conjuros, más allá veo aún
el duro destino de los dioses triunfantes.

Ahora llega el noble hijo de Sigfödr,
Vídar, a luchar con el carroñero;
hunde en el hijo de Hvedrung hasta las guardas
la hoja en el corazón, venga así a su padre.

Ahora llega el famoso hijo de Hlódyn,
va el hijo de Odín a luchar con la sierpe,
la mata rabioso el guardián del Midgard;
abandonan los hombres todos su hogar;
nueve pasos atrás da el hijo de Fjörgyn
rehuye a la sierpe sin temer la deshonra.

El sol se oscurece, se hunde la tierra en el mar,
se agitan del cielo las brillantes estrellas;
surge vapor furioso, el fuego se alza,
y llega el calor hasta el mismo cielo.

Garm aúlla ante Gripahell,
romperá los nudos, y correrá el lobo;
sé muchos conjuros, más allá veo aún
el duro destino de los dioses triunfantes.

Pero ve surgir por segunda vez
la tierra del mar, para siempre verde;
caen cascadas, se remonta el águila
que en las montañas cazará los peces.

Se encuentran los Aesir en Ídavellir,
y de la sierpe del mundo poderosa charlan,
recuerdan allí los grandes sucesos,
y las runas antiguas de Fimbultýr.
Allí, después, maravillosos
escaques de oro hallarán en la hierba,
los que en días antiguos tenían las estirpes.

Y sin plantarlos crecerán los campos,
todo mejora, Baldr llegará,
habitarán Hödr y Baldr los hogares de Hropt,
el santuario divino.
¿Sabéis aún más, o qué?

Elegirá Haenir la rama sagrada,
construyen los hijos, los dos hermanos,
un gran mundo aéreo.
¿Sabéis aún más, o qué?

Ve alzarse una sala más bella que el sol,
tejada con oro, allá en Gimlé;
los huestes leales allí habitarán
y para siempre serán felices.

Vendrá entonces el reino en el juicio final,
llegará poderoso, quien todo lo rige.

Llegará volando el oscuro dragón,
la sierpe brillante, desde Nídafjöll;
llevará en sus plumas los muertos Nídhögg.
Allí se hundirá.


________________________________
*Spá o Spae se entienden como una "visión profética", por lo cual el uso de "visión" o "profeciá" en la traducción del título se involcran mutuamente.

martes, 15 de enero de 2008

La Canción de las Runas

“El que Conjura”, así me llaman los Hijos de los Hombres; mas ese nombre me fue dado hace mucho tiempo, cuando en el Pozo se grabaron las Runas de mi nombre, y Él aceptó que las Runas se me mostraran…

Recuerdo que fueron días de mucho viento, cuando los árboles parecían hablarme, y aquellos susurros no dejaban de oírse por doquier. Las aves entonaba canciones que sólo el Viento entendía, y los ríos murmuraban entre sí los cuentos que los hombres olvidamos hace siglos.

Era de noche y Luna cabalgaba en el Cielo, mostrando su rostro en plenitud. Yo caminaba por caminos perdidos, cuando sentí aquel penetrante olor. Y la música comenzó a escucharse, llamándome desde distancias que no lograba ver. Me interné así en la negrura de la noche, siguiendo aquel misterioso sonido… Mi corazón latía al ritmo de esa melodía, y mis labios comenzaban a entonar cánticos en lenguas por mí desconocidas. Mis pies se aceleraron, y mi cuerpo intentaba seguir una danza que nunca había visto.

Finalmente vi la luz de aquel fuego. La música cesó. Aquel hombre me miraba por detrás de las llamas, la mitad de su cara quedaba oculta tras la capucha, pero su mirada era penetrante, como si viera más allá de mi propia existencia.

–Siéntate –dijo–. Que Luna brilla y los Vientos continúan susurrando… que la Voz de Pensamiento no perturbe la Voz de Memoria, y que en tu corazón no dejen de latir el pulso de tus anhelos…


Me acerqué al fuego y me senté, sin dejar de sentir esa mirada. El fuego era alto, claro, dorado y cálido como el sol, y las hierbas que en él se quemaban despedían ese aroma tan profundo, tan extraño, que tranquilizaba, pero te mantenían tan despierto y alerta que el caer de las hojas era algo cercano, audible, de piel.

Y entonces el fuego creció, y vi en él el Principio de Todo; y vi formarse el Cielo y la Tierra, y el Mar, y vi soplar los primeros Vientos. También vi a las estrellas tomar su sitio, y a Sol y Luna montar sus carros, y como los Dioses plantaron el Árbol… Y del Árbol vi sus Ramas y Raíces y los Mundos que albergaba… Y vi luego a un hombre que a él se colgaba, luego de herir su cuerpo con su lanza...

Entonces la música logró sacarme del ensimismamiento. Fue cuando comprendí de donde nacía aquella melodía. Aquel hombre, sentado frente a mí, tarareaba, y los sonidos del bosque todo, y del viento, y las hojas de los árboles y también las que caían, y el canto de las aves y las chispas del fuego, y todo cuanto produjera sonido seguía su ritmo, acompañándolo y endulzándolo. La mirada del hombre se perdía en la nada, pero como si viera Todo Lugar y Todo Tiempo. Y volvió a posarla en mí, y su voz sonó a través del viento:

Sé que pendí nueve noches enteras
del árbol que mece el viento;
herido de lanza y a Odín ofrecido
- yo mismo ofrecido a mí mismo -
del árbol colgué del que nadie sabe
de cuáles raíces arranca.

Ni pan me tendieron ni copa alguna;
fijo en lo hondo miré;
las runas alcé, las gané entre gritos;
caí a la tierra de nuevo.

Nueve conjuros del hijo de Boltorn,
del padre de Bestla, aprendí,
y también he bebido el excelso hidromiel,
el que estaba en Odroerir.

Todo saber yo entonces logré,
de poder me llené y de gozo:
de palabra a palabra la palabra me fue,
de acción en acción la acción me llevó.

Averigua las runas y aprende los signos,
las runas de mucha fuerza,
las runas de mucho poder,
que el Tulr supremo tiñó
y los altos poderes hicieron
y el señor de los dioses grabó.

A los ases Odín, a los elfos Dain,
a los enanos grabóselas Dvalin,
a los gigantes Asvid;
yo mismo algunas grabé.

¿Las sabes tú grabar? ¿Las sabes tú entender?
¿Las sabes tu teñir? ¿Las sabes tú probar?
¿Les sabes tú pedir? ¿Les sabes tú ofrendar?
¿Les sabes tú ofrecer? ¿Les sabes tú inmolar?

Mejor no pedir que por todo ofrendar;
su pago la ofrenda busca;
mejor no ofrecer que siempre inmolando.
Así grabó Tund antes que gentes hubiese;
allá revivió cuando vino de nuevo. *

Y sentí como el Viento se agitaba y movía las ramas de los árboles, y a los árboles mismos, y me sentí elevar por los aires, y como el viento entraba a través de mis poros. Sentí miedo, y mucha paz; y el frío y el calor recorrer mis venas, mientras oía a aquel hombre entonar nuevas canciones.

Entonces las vi: de un color rojo-oro, brillantes, cegadoras y potentes, las runas me rodearon y, al igual que el Viento, por mis poros entraron y me llenaron… y todo comenzó a desvanecerse y dar vueltas, y nunca supe que ocurrió luego…

Al despertar estaba solo. El viento entraba en mi cuarto a través de la ventana que olvidé cerrar. Mi corazón se calmó lentamente, pero no dejé de oír aquella dulce melodía hasta que volví a conciliar el sueño…

*: "La Canción de las Runas (Rúnatal)". Canto V de Hávamál.